Suma y resta de cantidades en situaciones cotidianas: ¿Con o sin calculadora?

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Día a día nos encontramos con situaciones en las que se deben realizar sumas y restas, en casos tales como: compras en el super, en la pulpería del barrio, en los medios de transporte entre otros. De este modo, se convierte en una de las operaciones matemáticas más utilizadas por la ciudadanía en su diario vivir.

De esta forma, es posible pensar que se posee dominio y agilidad en cuanto a su uso. Sin embargo, la realidad es distinta, ya que, es común observar cómo en dichas situaciones se depende de la calculadora para realizar los cálculos necesarios. Por ejemplo: al recibir como pago 2100 por una compra de algún producto por el precio de 1100 colones y tener que acudir a la calculadora para saber que se deben dar 1000 colones de vuelto o tener que pagar dos pasajes de 515 colones y nuevamente, acudir a ella para saber que serían 1030 colones por ambos pasajes.

Es por esto por lo que surge la duda como docente de matemáticas, del por qué se da esta situación.  Si bien es cierto, en el sistema educativo de nuestro país se ha fomentado el uso de las tecnologías en el proceso de enseñanza y aprendizaje de las matemáticas, entre estas se encuentra la calculadora entonces, ¿es esto lo que pretende con el uso de esta?

Tras una breve revisión del plan de estudios de matemáticas del Ministerio de Educación Pública, en tema de suma de números enteros y los temas previos a este, es posible observar lo siguiente:

  • La calculadora se recomienda como una auxiliar y se recomiendan desde la primaria. (MEP, 2012)
  • Se indica el uso de la calculadora por primera vez al inicio del II Ciclo de educación básica y a su vez, como una herramienta, no como sustituto de las operaciones. (MEP, 2012)
  • En tercer ciclo, se puede utilizar desde séptimo año. Sin embargo, se considera valioso dar énfasis al cálculo mental y a la estimación. (MEP, 2012)

Lo anterior refleja una brecha entre el uso que se pretende para la calculadora y el que se le da a esta realmente.

Es importante reconocer que la calculadora facilita y agiliza procedimientos, pero, también como docente de matemáticas lo es, el reflexionar sobre la utilidad que esta posee y la que realmente se le da.

No se insinúa una prohibición total de su uso, sino más bien, un uso inteligente de este, en ocasiones donde sea pertinente, es decir, en momentos donde faciliten un cálculo largo, pero sin perder de vista los procedimientos matemáticos, en este caso el de la suma y resta.

Lo anterior, desde la labor docente y de la mano con lo que pretende el programa de estudios de matemática con la manera en que se introducen los números enteros, racionales y demás, de modo que se desarrolle la habilidad de manipulación de cantidades y de operación de estas, en situaciones de la vida diaria, como las mencionadas mediante el cálculo mental sin necesitar una calculadora siempre a mano.

Referencia.

Ministerio de Educación Pública. (2012). Programas de Estudio en Matemáticas. Recuperado de https://www.mep.go.cr/sites/default/files/programadeestudio/programas/matematica.pdf

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Joseph Cano
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